atardeceres...

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La Paz

viernes, 21 de mayo de 2010

martes, 18 de mayo de 2010

Los sombreros fueron variando con el paso del tiempo. Los usados por nuestros gauchos fueron: el chambergo o gacho, que desde los comienzos de la colonización, se usó como herencia cultural de añeja cuna europea. El sombrero redondo, blanco de fieltro de lana o de otro pelo de mejor calidad, de alas anchas y de capa regular, generalmente de largo barbijo (cinta que sujeta al sombrero por debajo de la barbilla).
Pasó a ser símbolo de gente de vida poco recomendable; gorro de pisón, de manga o frigio consistente en un cono de tela gruesa de un color fuerte y ribeteado o forrado en contraste vivo. Las motivaciones culturales agregó como adorno a estos gorros escarapelas; sombreros panza de burra, se obtenían cortando en redondo el cuero de la barriga de las burras, luego este redondel de cuero, con pelo, de forma ya naturalmente abombada, se colocaba en el extremote un poste hasta darle la forma cónica y se le ataba un tiento en redondo y se le doblaba el borde de manera de formarle el ala, que siempre era angosta; Pajillas de papijapas que se fabricaban con finas hojas de palma seca y blanqueada cortada en delgadas tiras entretejidas siguiendo un entretramado circular, desde el centro de la copa hasta el borde del ala. Gustó el gaucho de adornarlos con una pluma de color con una o varias flores silvestres.


Indumentaria del gaucho argentino



El sombrero que usa el gaucho es principalmente para protegerse del sol, la lluvia y el viento.Los hay de varias formas, pero se caracteriza por tener la copa combada en casi su totalidad para evitar que los días de lluvia se junte el agua.Entre los tipos más comunes de sombreros se encuentra el chambergo, es blando, de lana, de alas anchas que generalmente lo usan cuando realizan alguna actividad a caballo.Los gorros frigios conocidos también como gorros Pinsón, consiste en un tejido o tela en forma de cono, similar al que se encuentra en nuestro Escudo Nacional y varios escudos de las provincias argentinas. El "panza de burra" llamado así porque se hace con el cuero de la burra, usualmente de color negro como el de la foto del gaucho de la izquierda.También pueden mencionarse el sombrero "pajilla" apropiado para climas cálidos y el sombrero de Cuzco, hecho en piel de vicuña y a veces en cuero de llama.

lunes, 17 de mayo de 2010



"Sombreros"



El sombrero es una prenda con copa y ala que cubre la cabeza. Es una pieza unisex , la utilizan tanto hombres como mujeres como defensa contra el frío o el sol y también como adorno; en algunos casos puede indicar diferencias sociales y en este caso varía según la dignidad y por razones rituales.
Antiguamente se cubrían la cabeza con una especie de tocado que no se puede considerar propiamente como un sombrero; por ejemplo, los antiguos egipcios llevaban sobre la cabeza un casquete de cuero o de tela; el faraón cubría su peluca normalmente con un amplio pañuelo listado, pero en las ceremonias oficiales llevaba una tiara blanca o un gorro rojo. En Mesopotamia se usaban turbantes o birretes de piel; por su parte, los sacerdotes israelitas llevaban un sombrero cónico, alto, de color blanco. Durante la época minoica las mujeres de Creta adornaban sus cabezas con tocados de formas muy variadas. Más tarde, en Grecia, y después en Roma, no existió una prenda exclusivamente para cubrirse la cabeza, ya que era frecuente hacer servir con esta finalidad una especie de amplios mantos.
El verdadero sombrero nació en el siglo XIV y adquirió gran popularidad en toda Europa, aunque sus formas variaron de un país a otro. El traje renacentista halló en el sombrero su complemento más suntuosos; los materiales preferidos fueron el terciopelo o el paño, adornados con plumas, cintas y piedras preciosas; mientras tanto, el pueblo seguía llevando capucha y después adoptó un sombrero de forma redonda. Al imponerse la moda de la peluca en el siglo XVII, el sombrero se hizo muy ancho y se adornó con encajes y plumas de forma semejante en los caballeros y en las damas.
Para los hombres un sombrerero londinense creó el sombrero de copa o chistera, que actualmente sigue siendo el clásico de ceremonia; una variante del sombrero de copa fue el Clac (ya en desuso), montado sobre muelles y que se podía plegar y aplanar.

viernes, 14 de mayo de 2010

Sor Juana Inés de la Cruz

Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente.
Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales. Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés, cuya obra introdujo en el virreinato, y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad.
En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII.

lunes, 3 de mayo de 2010

Juan L. Ortíz
Puerto Ruíz (Entre Ríos) es el lugar que vio nacer a Juan Laurentino Ortíz el 11 de junio de 1896.
Al poco tiempo la familia se traslada a las selvas de Montiel; el paisaje de su provincia marcarán
a fuego al niño que años más tarde convertirá esos elementos en protagonistas de su poesía.
Estudia en la Escuela Normal Mixta de Maestros de Gualeguay. Temprano lo atrapa el ideario socialista;
hace vigorosos discursos y comienza a escribir en la prensa gráfica. Tiene un breve paso por Buenos Aires,
realiza estudios de Filosofía y Letras, se relaciona con el ambiente bohemio y literario de la capital,
hace amigos entrañables entre escritores y poetas y regresa a su provincia en la búsqueda de su aire,
de sus elementos, de su paisaje. Nunca militó en grupos literarios ni en partidos políticos.
Construye así una de las obras cumbres de la literatura en lengua castellana.
Este poeta no necesitó el fasto luminario de la metrópolis para concebir una obra cuya dimensión
es tan vasta como profunda; su cuerpo lírico contiene una insospechada renovación que sostiene
como ejes su entorno/paisaje, su indagación metafísica, junto a su capacidad para rastrear en la realidad cotidiana.
Su voz extraordinaria aún continúa en secreto y confinada por el mundo oficial de la literatura por haber asumido
Ortíz su derecho a ejercer su libertad sin concesiones, pagando por ello el alto precio del olvido a una poesía
fiel a sí misma, auténtica, que deja fuera de ella todo lo que no es digno de su contenido.
Celebró la revolución rusa del año '17 y la liberación de París; denunció el asesinato de García Lorca
y los horrores del nazismo; padeció la cárcel durante el golpe del '55 y en 1957 fue invitado a visitar China
y la ex Unión Soviética encabezando una delegación de intelectuales argentinos. Sus libros también fueron
alcanzados por la barbarie de la última dictadura teniendo como destino trágico la hoguera.
Desarrolló una activa labor con la poesía extranjera traduciendo a Paul Eluard, los poetas chinos,
Guisseppe Ungaretti y Ezra Pound. La revolución fue una idea permanente en Ortíz, un motivo que organiza
y da sentido, pero no por ello puso en lugar secundario sus inquietudes filosóficas y estéticas magistralmente
transformadas en uno de los cuerpos líricos más auténticos de las letras latinoamericanas.
Juan L Ortiz muere un 2 de setiembre de 1978 y consolida así la leyenda que con el tiempo instalará
definitivamente su verdadera estatura de poeta.



El jacarandá

Está por florecer el jacarandá… amigo…
Es cierto que está por florecer… lo has acaso sentido?
Pero dónde ese anhelo de morado, dónde, podrías
decírmelo?
En realidad se le insinúa en no se sabe qué de las ramillas…
Cómo, si no, esa sobre-presencia, o casi, que aún de lo invisible,
obsede, se aseguraría,
el centro de la media tarde misma,
sobre qué olvido?
llamando desde el sueño o poco menos, todavía,
cuando un rosa en aparecido,
lo cala, indiferentemente, y lo libra, lo libra
a su limbo?


Sí, mi amiga…

Sí, mi amiga, estamos bien, pero tiemblo
a pesar de esas llamas dulces contra junio…
Estamos bien… sí…
Miro una danzarina en su martirio, es cierto,
con los locos brazos, ay, negando la ceniza
y el crepúsculo íntimo…
Estamos bien… Cummings que se va, muy pálido,
al país que nunca ha recorrido,
mientras Debussy enciende el suyo, submarino…
Estamos bien… Pero tiemblo, mi amiga, de la lluvia
que trae más agudamente aún la noche
para las preguntas que se han tendido como ramas
a lo largo de la pesadilla de la luz,
con la vara que sabes y la arpillera que sabes,
en las puertas mismas, quizás, de la poesía y de la música…
Estamos bien, sí mi amiga, pero tiemblo de un crimen…
Cuándo, cuándo, mi amiga, junto a las mismas bailarinas del fuego,
cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?

cómic

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por guada

presentacion

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FIN

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